Ilustración del proyecto original de la Colonia (1949) |
CRONOLOGÍA
Alzado, planta y sección de los bloques lineales (1949) |
En fecha sin determinar de 1951, la Comisaria General de Urbanismo de Madrid paraliza las obras con el fin de que las mismas se adecúen al Plan General de Urbanización. Aprovechando esta circunstancia, que obliga a hacer una reforma del Proyecto, y teniendo en cuenta que el terreno disponible propiedad de IBERIA que queda sin edificar, se refuerzan todas las instalaciones para cubrir la posibilidad de que algún día se amplíe el número de viviendas. La ampliación del proyecto, obra del mismo arquitecto, quedaría consolidada en Octubre de 1953, y comprendería la construcción de los cuatro bloques que se levantan a lo largo de la calle Gran Poder, lo que haría ascender el número total de viviendas a 336. Por último, la calificación definitiva como viviendas protegidas la obtuvo IBERIA en 1957.
ARQUITECTURA
Su arquitectura corresponde a la época de su construcción y, por tanto, a los criterios estéticos y constructivos establecidos después de la Guerra Civil para las edificaciones de carácter oficial o semioficial. Es notable su semejanza estilística con los conjuntos de vivienda construidos por el organismo de Regiones Devastadas. Se puede decir que en la Colonia de Nuestra Señora de Loreto es significativo el estilo arquitectónico de transición desde las formas provenientes del siglo XIX hasta las que se implantarían en Madrid tras la Guerra Civil. De esta forma, se combinan los bloques cerrados y semicerrados con los ya claramente abiertos y lineales, propios estos de los nuevos tiempos. La Colonia sirvió de laboratorio de experimentación para otras operaciones posteriores de habitación masiva como las llevadas a cabo en el barrio de La Estrella o en Moratalaz.
La Plaza de Nuestra Señora de Loreto
La Plaza, el lugar más importante de la Colonia, quedaría constituida por un bloque en U desarrollado en tres plantas; la planta baja se proyectaría con una primera crujía destinada a soportales y otra a establecimientos comerciales. Las otras dos plantas albergarán un total de 32 viviendas de diversos tipos.
Alzado del frontal de la Plaza de Nuestra Señora de Loreto (1949) |
El proyecto, desde un principio, otorga a la plaza un lugar predominante en la colonia, tanto urbanísticamente como en el plano social. En el primer sentido, se puede decir que la plaza de Nuestra Señora de Loreto constituye un elemento urbano de alto nivel en el que se conjugan un cierto regusto popular, una equilibrada traza de las fachadas y una buena plantación. Particularmente interesante es el eje peatonal que se proyecta con la misma y que en la actualidad ha devenido en referente al conectar las actuales calles de Aguadulce y Alas.
Este espacio se convertiría en el epicentro de la vida social de la Colonia al ser ubicados en los locales de su planta baja los distintos comercios que pretendían hacer de la barriada un núcleo autosuficiente. Asimismo, también se instalarían en él servicios como la escuela. El carácter central que pretende atribuir el proyecto de 1949 a la Plaza de Nuestra Señora de Loreto quedará respaldado un con tratamiento estético en orden a que este espacio adquiera una prestancia de acuerdo con la importancia de la entidad propietaria, según se apunta en el proyecto.
Los bloques cerrados
Sección del alzado de uno de los patios del bloque cerrado (1949) |
Los bloque lineales
Muy característicos de la Colonia de Nuestra Señora de Loreto fueron los bloques lineales de planta baja que flanqueaban la entrada a la misma (actual calle Alas) y que rodeaban la plaza por su parte exterior (en la actualidad, calles Timón y Aeronave). Esta clase de arquitectura empezaba a ser habitual en el urbanismo de posguerra madrileño, habiendo tenido ya un claro precedente en el barrio de Los Almendrales (Usera). Las viviendas de estos bloques, cerca de 90, constaban de tres dormitorios, cocina-estar-comedor, aseo, vestíbulo y porche, constituyendo soluciones habitacionales sumamente funcionales. Los bloques lineales de la Colonia irían desapareciendo progresivamente hasta que a mediados de los años 90 fuera derruido el último.
La ampliación de 1953
Notorio de la ampliación es la adaptación de las construcciones al desnivel del terreno, que acabará urbanizándose con el vial en pendiente que constituye la actual calle del Gran Poder. Los edificios se desarrollan desde un punto de referencia, la confluencia de la citada calle con la de Autogiro, delimitando tal cruce. La arquitectura utilizada en la construcción de los bloques de esta segunda fase, si bien se apoya en los mismos fundamentos, difiere en ciertos matices de los bloques proyectados en 1949. Se toma como base el bloque abierto en altura que, en el caso de los flanquean la calle Gran Poder, se extienden de forma lineal. También se hace notar su configuración con el fin de delimitar sus respectivas manzanas respecto de la confluencia de las calles.
Las diferencias de categoría entre los empleados de IBERIA provocaron que la compañía encargara un bloque destinado a las familias de aquellos que ostentaran una superior al resto. El bloque 4 se proyecta con cuatro amplias viviendas de lujo en sus plantas 1ª y 2ª que contaban con entrada principal y de servicio, esta última accediendo a la cocina y al tendedero. Se completaban con vestíbulo, cuatro dormitorios, estancia, despacho, salón y dos cuartos de baño.
Particularmente significativo en la fisonomía de la Colonia es el bloque 2. Responde a la arquitectura de transición que se daba en Madrid en la posguerra; configurándose en E, su diseño está dentro de lo que se puede llamar bloque semicerrado. Seis pasos peatonales conectan la calle Gran Poder con sendos patios cerrados tan solo por tres de sus laterales, dejando abierto el cuarto. Estos patios albergan dos portales cada uno.
Los bloques 1 y 3, situados respectivamente en la diagonal de la intersección entre Gran Poder y Autogiro, se diseñan en L dentro de una clara tipología de bloque abierto.
PROYECTOS POSTERIORES
La escasa calidad de los materiales de construcción y el carácter rudimentario de las técnicas empleadas en la misma, hacen que el paso del tiempo pase inexorable factura a la Colonia. De esta forma, hasta la definitiva rehabilitación de la barriada, se proyectan distintos proyectos desde mediados de los años 70.
La remodelación de 1975
Imagen de la Plaza ya rehabilitada |
A mediados de la década de los 70, y debido a la falta de aislamiento contra las humedades del terreno, las viviendas de la Colonia empiezan a denotar serios problemas de habitabilidad, sobre todo las unifamiliares de los bloques lineales. Además, el Plan Parcial de Ordenación, aprobado el 30 Diciembre de 1969, condenaba a la barriada a su extinción al hacer recaer sobre la zona un nuevo planeamiento. El arquitecto Jaime de Ferrater Ramoneda redactó un proyecto de remodelación de la barriada en Diciembre de 1975, que finalmente sería visado por el Colegio de Arquitectos el 3 de Abril de 1978, y que hubiera dado lugar a la construcción de 426 viviendas de nueva planta.
La rehabilitación de 1990
La creación del distrito de Barajas, en Julio de 1988, supondría un impulso para la recuperación del buen estado de la Colonia. La Empresa Municipal de la Vivienda encargó un estudio sobre las patologías que aquejaban a viviendas y locales que contuviese una valoración de los trabajos de rehabilitación necesarios. Las arquitectas Angelina Ruiz de Temiño Malo y Asunción López de Rego Uriarte firmarían tal estudio el 15 de Marzo de 1990. Tal proyecto no fructificaría por falta de impulso político posterior.
La rehabilitación definitiva
Habría que esperar hasta el año 2001 para que se iniciara de nuevo el proceso que, esta vez sí, llevaría a la Colonia a ser rehabilitada. Ese año se crea, de acuerdo con el Presidente de la Junta Municipal de Barajas, la Comisión de Vecinos para la Rehabilitación de la Colonia de Nuestra Señora de Loreto con el claro objetivo de conseguir, en representación de todos los vecinos de la Colonia, la declaración de Zona de Rehabilitación Integrada, que acabaría consiguiéndose por Orden 981/2006 de 27 de Febrero de 2004, de la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio. El informe en el que se apoya tal acto lo firmarían los arquitectos Luis Miquel y Javier Vega el 29 de Octubre de 2002.
El 31 de Mayo de 2006, y dentro de las actuaciones fijadas dentro del Plan de Vivienda 2005-2008, se firma el acuerdo para la financiación de las actuaciones tendentes a la rehabilitación de la Colonia entre el Ministerio de la Vivienda, la Comunidad Autónoma de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid. Mediante este convenio, Vivienda se comprometía a financiar el 16,69% de la operación (1.155.608,38 €), la Comunidad el 15,74% (1.089.759,95 €) y el Ayuntamiento el 8,34€ (577.804,20 €). El coste total ascendería a 6.925.046,03 €.