Portada ABC - 1937 |
Si bien durante la I Guerra Mundial el poder destructivo de la aviación fue meramente testimonial, los últimos meses de la misma, y por los avances imprimidos sobre la marcha, permiten atisbar que la capacidad aérea de los ejércitos adquiriría un papel predominante en los venideros conflictos. De esta forma, el concepto de refugio (búnker) deja de estar ligado al de frente de batalla y extiende su ámbito con la finalidad de proteger otras zonas sensibles alejadas del mismo, como lo son la población civil y el Estado Mayor del ejército. La Guerra Civil española es el primer conflicto europeo que acaece tras la finalización de la contienda comprendida entre 1914 y 1918 y en el que, por tanto, se experimentarán los avances que desde entonces se dejaron notar tanto en armas como en estrategias bélicas. Esto obliga a los ingenieros españoles a rediseñar e innovar sus planteamientos para afrontar los avatares del conflicto.
Aunque estuvo su diseño comprendido en el más amplio de construcción de refugios para la población civil de Madrid, el Búnker de El Capricho es el primero en la historia bélica en ser destinado al Estado Mayor de un ejército, en este caso al que se encargaría de la defensa de la ciudad ante el asedio de las tropas sublevadas durante el periodo comprendido entre Noviembre de 1936 y Marzo de 1939. La elección del Jardín Histórico de El Capricho como centro de operaciones se debió a la proximidad del aeropuerto que, protegido por baterías antiaéreas, haría del entorno un lugar resguardado a los previsibles ataques de la aviación. Aun con esta salvaguarda, la construcción del búnker aseguraba la operatividad del mando del ejército y, por consiguiente, del resto de unidades en situaciones de máximo hostigamiento por parte del enemigo. Esta filosofía proliferaría durante la II Guerra Mundial, cuyo inicio coincide con el término de la Guerra Civil española, en la construcción de otros búnkeres estratégicos, como lo fueron el de Berlín y el Cabinet War Room londinense.
El proyecto no sólo tenía en cuenta los peligros que representaba la aviación enemiga sino que, en recuerdo del uso de la guerra química en el conflicto del 14, y en previsión de una nueva utilización, recoge asimismo medidas defensivas contra un ataque de este tipo. La fortificación, cuyo proyecto es supervisado por el Ministerio de la Marina, cuenta con puertas similares a las utilizadas en los submarinos, las cuales la hacen estanca, y con unos respiraderos, chimeneas de más de 2 metros de altura, con el fin de salvaguardar el recinto de un ataque con gases.
Plano realizado por los alumnos de la Escuela Taller Alameda de Osuna |
La construcción del búnker de El Capricho, que estuvo en todo momento presidida por un riguroso hermetismo, tiene lugar durante el primer semestre de 1937. De hecho, aunque haya constancia documental sobre la entrada en operatividad del mismo fechada el 3 de Agosto de ese año, la fecha que aparece en el proyecto de construcción es la del 5 de Septiembre. La obra de ingeniería militar se desarrolló aplicando los más avanzado patrones de construcción y seguridad existentes en la época; supone al extracción de varios miles de metros cúbicos de tierra, el revestimiento inicial con más de 200 m3 de ladrillo y el blindaje con 70 m3 de hormigón. El búnker se halla a una profundidad que varía, según la zona, entre los 14 y 16 metros. Tiene su acceso desde dos puertas gemelas situadas en el lateral derecho del Palacio de los Duque de Osuna; en la parte trasera, dando a la zona del abejario, se abre una puerta a la que se suma otra, construida al margen del proyecto inicial, que sale a la tapia del parque, en la calle de la Rambla. La estructura del esta fortificación se compone de un pasillo central de 2 m de anchura y 2,5 m de altura desde el que se puede acceder por las correspondientes puertas con 11 estancias, siete de las cuales también se comunican por otro pasillo más angosto.
En definitiva, el Búnker de El Capricho, es la fortificación más importante construida para la Defensa de Madrid. Asimismo, y debido a las singulares circunstancias en las que fue realizado, es una obra de ingeniería bélica que puede calificarse como pionera en toda Europa. El Ayuntamiento de Madrid, que recientemente lo ha rehabilitado a través de la Dirección General de Patrimonio Verde, no se plantea la posibilidad de abrirlo al público, lo que redundaría en el conocimiento de esta fortaleza y, a su través, de una época de la historia de nuestra ciudad; para su puesta en valor y apertura al público el consistorio madrileño ha recibido varios proyectos los cuales han sido sistemáticamente desestimados. Esto contrasta con el de hecho de que varios búnkeres de otras ciudades europeas construidos durante la II Guerra Mundial, muy similares al de El Capricho, son utilizados como museos o galerías de arte. Por ejemplo, el caso más significativo es del Churchill´s Museum, que tiene su sede en el refugio construido en la capital londinense para el Estado Mayor del Ejército Británico; o el construido al efecto en Roma para el gabinete del dictador italiano, que en la actualidad alberga una galería de arte. Esperemos que, con el tiempo, los vecinos de Madrid puedan disfrutar de esta joya del Patrimonio Histórico de su ciudad enterrada bajo la hierba de El Capricho.